Yo creo que no sin causa la naturaleza ha creado las orejas abiertas, sin puerta ni cerradura alguna, a diferencia de los ojos, la lengua y demás órganos del cuerpo; lo ha hecho así sin duda para que durante todos los días y todas las noches podamos continuamente oír y aprender, para lo cual es el sentido más apto y organizado.
François Rabelais, Gargantúa y Pantagruel, libro tercero
Si el ser humano estuviera destinado a pensar, no tendría oídos.
Arthur Schopenhauer, Parábolas, aforismos y comparaciones, 290
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