sábado, 11 de abril de 2015

Independencia material


En modo alguno creo escribir algo indigno de mi pluma si recomiendo aquí el celo por la conservación de la fortuna adquirida o heredada. En efecto, poseer bienes materiales, aun siendo únicamente los suficientes como para permitirle a uno mantener su persona y vivir sin familia,  en verdadera independencia, esto es, sin tener que trabajar, y cómodamente, es una ventaja inapreciable. Y es que  es ésta la exención y la inmunidad que preserva de las necesidades y los tormentos inherentes a la vida humana, la emancipación de toda esclavitud, ese destino natural de los hijos de la tierra. Sólo bajo ese favor del hado se nace como un verdadero hombre libre, pues sólo así es uno dueño de su tiempo y de sus fuerzas, y puede decir cada mañana: "El día es mío". 
Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir

El pobre no puede vivir su vida, tantos son los compromisos de la indigencia; redimirse de ella es comenzar a vivir. Todos los hombres altivos viven soñando una modesta independencia material; la miseria es mordaza que traba la lengua y paraliza el corazón. 
José Ingenieros, El hombre mediocre

domingo, 5 de abril de 2015

Indisciplina estudiantil


Salido [Alcibíades] ya de la edad pueril, fue a la escuela de un maestro de primeras letras, y le pidió algún libro de Homero; mas como respondió que nada de Homero tenía, le dio una puñalada y se marchó. 
Mestrio Plutarco, Vida de Alcibíades

En la casa de sus huéspedes jamás se consiguió sentarlo a la mesa común; en la escuela era altivo, huraño, y solitario; no se mezclaba con los demás niños sino para acaudillarlos en actos de rebelión y para darles de golpes. El maestro, cansado de luchar con este carácter indomable, se provee una vez de un látigo nuevo y duro, y enseñándolo a los niños, aterrados, "éste es -les dice- para estrenarlo en Facundo". Facundo, de edad de once años, oye esta amenaza y al día siguiente la pone a prueba. No sabe la lección, pero pide al maestro que se la tome en persona, porque el pasante lo quiere mal. El maestro condesciende; Facundo comete un error, comete dos; tres, cuatro; entonces el maestro hace uso del látigo; y Facundo, que todo lo ha calculado, hasta la debilidad de la silla en que su maestro está sentado, dale una bofetada, vuélcalo de espaldas, y entre el alboroto que esta escena suscita, toma la calle y va a esconderse en ciertos parrones de una viña, de donde no se lo saca sino después de tres días. ¿No era ya el caudillo que va a desafiar más tarde a la sociedad entera? 
Domingo Faustino Sarmiento, Facundo


sábado, 4 de abril de 2015

Acuerdo incorde


Todos creemos decir a un pensador algo que le honra y le satisface cuando le decimos que pensamos exactamente como él y en la misma forma que él; y, no obstante, muy raro será que al pensador le satisfaga tal manifestación, al contrario, a menudo ocurrirá que comience a desconfiar de su pensamiento y de la expresión de su pensamiento y determine someterlos a una revisión. 
Friederich Nietzsche, aforismo nº 260 de El viajero y su sombra  
 
¡Ah! No diga usted que está de acuerdo conmigo. Cuando una persona está de acuerdo conmigo, presumo que debo estar equivocado. 
Oscar Wilde, El crítico artista

viernes, 3 de abril de 2015

Formas literarias y musicales


Porque el verdadero artista es el que va, no del sentimiento a la forma, sino de la forma al pensamiento y a la pasión. No concibe primero una idea para decirse después a sí mismo: "Encajaré mi idea en una medida compleja de catorce líneas", sino que, conociendo la belleza esquematica del soneto, concibe ciertas modalidades musicales y ciertos métodos de rima, y la mera forma sugiere lo que ha de llenarla y hacerla completa, intelectual y emotivamente. 
Oscar Wilde, El crítico artista 
El contorno [de las formas musicales] es un trazo que describe el movimiento espacial del motivo. Si lo describe en forma adecuada, podrá inventarse otro motivo que utilice el mismo contorno. No será necesario que el mismo se limite a las mismas alturas o al mismo ritmo, y sin embargo esta nueva idea traerá intensas reminiscencias de aquella de la cual derivó su contorno. Deje que el oído decida cuáles serán las nuevas alturas, y los ojos y el intelecto controlarán el contorno y evitarán errores en la elección de alturas. Toque siempre ell motivo original y su derivado uno a continuación del otro, para poder determinar así si el desarrollo constituye una imitación adecuada o no.
Los contornos  también pueden ser utilizados de otro modo. Pueden ser inventados, en vez vez de extraídos de un motivo ya existente, sencillamente dibujando o imaginando un contorno interesante y luego componiendo una idea que se le adecue. Luego, al repetir el contorno inventando cada vez una nueva sucesión de sonidos, podrá establecer una sensación de forma melódica. 
Jerry Coker, Improvisando en jazz