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domingo, 5 de abril de 2015

Indisciplina estudiantil


Salido [Alcibíades] ya de la edad pueril, fue a la escuela de un maestro de primeras letras, y le pidió algún libro de Homero; mas como respondió que nada de Homero tenía, le dio una puñalada y se marchó. 
Mestrio Plutarco, Vida de Alcibíades

En la casa de sus huéspedes jamás se consiguió sentarlo a la mesa común; en la escuela era altivo, huraño, y solitario; no se mezclaba con los demás niños sino para acaudillarlos en actos de rebelión y para darles de golpes. El maestro, cansado de luchar con este carácter indomable, se provee una vez de un látigo nuevo y duro, y enseñándolo a los niños, aterrados, "éste es -les dice- para estrenarlo en Facundo". Facundo, de edad de once años, oye esta amenaza y al día siguiente la pone a prueba. No sabe la lección, pero pide al maestro que se la tome en persona, porque el pasante lo quiere mal. El maestro condesciende; Facundo comete un error, comete dos; tres, cuatro; entonces el maestro hace uso del látigo; y Facundo, que todo lo ha calculado, hasta la debilidad de la silla en que su maestro está sentado, dale una bofetada, vuélcalo de espaldas, y entre el alboroto que esta escena suscita, toma la calle y va a esconderse en ciertos parrones de una viña, de donde no se lo saca sino después de tres días. ¿No era ya el caudillo que va a desafiar más tarde a la sociedad entera? 
Domingo Faustino Sarmiento, Facundo


martes, 30 de diciembre de 2008

Blanco y colorado



¿Sabéis lo que es el colorado? Yo no lo sé tampoco; pero voy a reunir algunas reminiscencias.Tengo a la vista un cuadro de las banderas de todas las naciones del mundo. Sólo hay una europea culta en que el colorado predomine, no obstante el origen bárbaro de sus pabellones. Pero hay otras coloradas, leo: Argel, pabellón colorado con calavera y huesos; Túnez, pabellón colorado; Mongol, ídem; Turquía, pabellón colorado con creciente; Marruecos, Japón, colorado con la cuchilla exterminadora; Siam, Surate, etcétera, lo mismo.Recuerdo que los viajeros que intentan penetrar en el interior del África se proveeen de paño colorado para agasajar a los príncipes negros. [...]Recuerdo que los presentes que el gobierno de Chile manda a los caciques de Arauco consisten en mantas y ropas coloradas, porque este color agrada mucho a los salvajes. La capa de los emperadores romanos que representaban al dictador era de púpura, esto es, colorada.El manto real de los reyes bárbaros de Europa fue siempre colorado.La España ha sido el último país europeo que ha repudiado el colorado, que llevaba en la capa grana.Don Carlos, en España, el pretendiente absoluto, izó una bandera colorada.[...]El verdugo en todos los estados europeos vestía de colorado hasta el siglo pasado.Artigas agrega al pabellón argentino una faja diagonal colorada. Los ejércitos de Rosas visten de colorado. Su retrato se estampa en una cinta colorada.¿Qué vínculo misterioso liga todos estos hechos? ¿Es casualidad que Argel, Túnez, Marruecos, Turquía, Siam, los africanos, los salvajes, los Nerones romanos, los reyes bárbaros, il terrore e lo spavento, el verdugo y Rosas se hallen vestidos con un color proscrito hoy día por las sociedades cristianas y cultas? ¿No es el colorado el símbolo que expresa violencia, sangre y barbarie? Y si no, ¿por qué este antagonismo?La revolución de la independencia argentina se simboliza en dos tiras celestes y una blanca, cual si dijera: ¡Justicia, paz, justicia!La reacción acaudillada por Facundo y aprovechada por Rosas se simboliza en una cinta colorada que dice: ¡Terror, sangre, barbarie!La especie humana ha dado en todos los tiempos este significado al color grana, colorado, púrpura: id a estudiar el Gobierno en los pueblos que ostenten este color, y hallaréis a Rosas y a Facundo: el terror, la barbarie, la sangre corriendo todos los días. En Marruecos, el emperador tiene la singular prerrogativa de matar el mismo a los criminales.


Domingo Faustino Sarmiento, Facundo 

¿Será acaso que la blancura ensombrece con su vaguedad el vacío, las despiadadas inmensidades del universo, y nos apuñala por la espalda con el pensamiento de la nada, cuando contemplamos las albas profundidades de la Vía Láctea? ¿O acaso ocurre que en su esencia la blancura no es tanto un color cuanto la ausencia visible de color y, a la vez, la fusión de todos los colores, lo cual explica que exista tal vacuidad -muda y a la vez plena de significado- en un panorama nevado, y ateísmo de todos los colores tal que nos estremece? Y cuando consideramos esa otra teoría de los filósofos naturalistas, de que todos los demás colores terrenos, toda ornamentación majestuosa o encantadora -los dulces matices del cielo crepuscular y los bosques, el dorado terciopelo de las mariposas, esas otras mariposas que son las mejillas de las muchachas- serían tan sólo astutos embelecos no inherentes a las sustancias reales, más superpuestos a ellas desde lo exterior, de manera que la divina Naturaleza estaría pintada como una prostituta cuyos incentivos sólo cubren el sepulcro interior; y cuando vamos aún más lejos y pensamos que el cosmético místico que produce cada uno de sus matices, el gran principio de la luz, es blanco o incoloro y si no obrara sobre las cosas a través de un medio que lo revistiera todo, hasta las rosas y los tulipanes, de su tinte neutro: cuando meditamos acerca de todo esto, el universo paralizado surge ante nosotros como un leproso; y como esos resueltos exploradores de Laponia que se niegan a llevar anteojos coloreados, el desventurado incrédulo contempla hasta enceguecerse el monumental sudario blanco que envuelve la perspectiva tendida a su alrededor. La ballena era el símbolo de todas estas cosas. ¿Cómo puede asombrarte, lector, la ferocidad de la caza?

Herman MelvilleMoby Dick