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sábado, 4 de abril de 2015

Acuerdo incorde


Todos creemos decir a un pensador algo que le honra y le satisface cuando le decimos que pensamos exactamente como él y en la misma forma que él; y, no obstante, muy raro será que al pensador le satisfaga tal manifestación, al contrario, a menudo ocurrirá que comience a desconfiar de su pensamiento y de la expresión de su pensamiento y determine someterlos a una revisión. 
Friederich Nietzsche, aforismo nº 260 de El viajero y su sombra  
 
¡Ah! No diga usted que está de acuerdo conmigo. Cuando una persona está de acuerdo conmigo, presumo que debo estar equivocado. 
Oscar Wilde, El crítico artista

lunes, 21 de julio de 2014

Adicción teológica


La religión es el opio de los pueblos. 
Karl Marx, Contribución a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel

Cristianismo, alcoholismo, los dos grandes medios de corrupción...
Friedrich Nietzsche, El anticristo


jueves, 1 de septiembre de 2011

Ángeles o bestias



Quieren salirse fuera de sí y escapar del hombre. Locura es: en lugar de transformarse en ángeles, transfórmanse en bestias, en lugar de elevarse, rebájanse.

Michel de Montaigne, Ensayos, III, 13


El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia.

Blaise Pascal, Pensamientos

Para vivir hay que ser un animal o un dios -dice Aristóteles-. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas; esto es, un filósofo...

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


El hombre quiere ser ángel; pero está hecho para ser bestia.

Almafuerte, Evangélicas


martes, 21 de junio de 2011

Invención de la libertad



¿Cómo habrán llegado los hombres al concepto de libertad? Ha sido una gran idea.

Georg Lichtenberg, Aforismos, J-276


Toda la antigua psicología, la psicología de la voluntad, tiene por premisa que los autores de tal psicología, esto es, los sacerdotes, jefes de las antiguas comunidades, quisieron arrogarse el derecho de imponer penas, o quisieron crearle a Dios el derecho de infligirlas... Los hombres fueron imaginados libres para que pudieran ser juzgados y castigados, para que pudieran ser culpables.

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


lunes, 30 de mayo de 2011

Contra Sainte-Beuve



Sainte-Beuve. Nada tiene de hombre; está poseído de una pequeña cólera contra todos los espíritus varoniles. Vaga de aquí para allá, sutil, curioso, aburrido, escrutador; en el fondo es una personalidad femenina, con femenil avidez de venganza y con sensualidad femenil. Como psicólogo, es un genio de la maledicencia; posee una riqueza incalculable de medios para hablar mal; nadie como él sabe mezclar el veneno en un elogio. [...] Como crítico no tiene una medida, un punto de apoyo, una espina dorsal; posee la lengua del libertino cosmopolita para hablar de muchas cosas distintas, pero ni siquiera tiene el valor de confesar su libertinaje. Como historiador, no tiene filosofía, carece del poder de la mirada filosófica; por esto, en todas las cosas esenciales rehúsa la tarea de juzgar, cubriéndose con la "objetividad" como con una máscara.

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


Por no haber percibido Sainte-Beuve el abismo que separa al escritor del hombre de mundo, por no haber comprendido que el yo del escritor sólo se muestra en sus libros, y que no muestra a los hombres de mundo (o aun a esos hombres de mundo que son en el mundo los demás escritores, quienes únicamente en soledad vuelven a ser escritores) más que a un hombre de mundo como ellos, inaugurará ese famoso método que, al decir de Taine, Bourget y tantos otros, constituye su gloria, un método que, para comprender a un poeta o a un escritor, reside en interrogar ávidamente a cuantos lo conocían y lo trataban, a quienes puedan decirnos cómo se comportaba en materia de mujeres, etcétera, es decir, en todos los puntos en los que el yo auténtico del poeta no interviene en absoluto.

Marcel Proust, Contra Sainte-Beuve

Veo en la crítica un fervoroso esfuerzo para potenciar la obra elegida. Todo lo contrario, pues, de lo que hace Sainte-Beuve cuando nos lleva de la obra al autor, y luego pulveriza a éste en una llovizna de anécdotas. La crítica no es biografía ni se justifica como labor independiente, si no se propone completar la obra. Esto quiere decir, por lo pronto, que el crítico ha de introducir en su trabajo todos aquellos utensilios sentimentales e ideológicos merced a los cuales puede el lector medio recibir la impresión más intensa y clara de la obra que le sea posible. Procede orientar la crítica en un sentido afirmativo y dirigirla, más que a corregir al autor, a dotar al lector de un órgano visual más perfecto. La obra se completa completando su lectura.

José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote

lunes, 31 de enero de 2011

Poetas de la vida



Nuestras acciones son como rimas de pie forzado, que cada cual encaja con lo que quiere.

François de La Rochefoucauld, Máximas


Así como los malos poetas buscan la idea por la rima en la segunda mitad del verso, del mismo modo, los hombres, en la segunda mitad de la vida, más ansiosos, suelen buscar las acciones, las situaciones y las relaciones que cuadren con las de su vida anterior, de modo que todo armonice exteriormente; pero su vida ya no está regida ni sigue determinada por un pensamiento poderoso, sino que el afán de encontrar una rima lo reemplaza.

Friederich Nietzsche, Humano, demasiado humano


viernes, 26 de noviembre de 2010

Ceros, a la derecha



¿Qué estás buscando? ¿Quisieras decuplicarte, centuplicarte? ¿Andas buscando adeptos? ¡Pues busca ceros!

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


Reservan las Deidades sus primeros,
sus más graves designios, en sus palmas:
y reclutan su ejército en las almas
que aceptan no valer, como los ceros.

Almafuerte, El misionero


lunes, 12 de octubre de 2009

Afán de conocimiento



Cuando no se sabe la verdad de una cosa, es bueno que haya un error común que fije el espíritu de los hombres, como, por ejemplo, la luna, a la que se atribuye el cambio de estaciones, el progreso de las enfermedades, etc.; porque la principal enfermedad del hombre es la inquieta curiosidad acerca de las cosas que no alcanza a saber, y no le es tan molesto estar en el error como en esta inútil curiosidad.

Blaise Pascal, Pensamientos


Reducir una cosa desconocida a una cosa conocida proporciona alivio, tranquiliza, satisface, y además da un sentimiento de poderío. Lo que es desconocido produce peligro, inquietud preocupación; el primer instinto se dirige a eliminar estos estados de ánimo penosos. Primer principio: una explicación cualquiera es mejor que ninguna explicación. Como en realidad se trata únicamente de una voluntad de desembarazarse de ideas deprimentes, no se es muy exigente sobre los medios para ello: la primera idea con la que lo desconocido se explica como conocido produce tanto bienestar que se la tiene por verdadera. Prueba del placer (y de la fuerza) considerada como criterio de verdad.

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


Lo que los hombres realmente quieren no es el conocimiento sino la certidumbre.

Bertrand Russell


jueves, 3 de septiembre de 2009

Borges y las novelas



Los semiciegos
.- El semiciego es el enemigo nato de todos los escritores que no conocen el freno. ¡Qué cólera le invade al cerrar un libro en que el autor tiene necesidad de cincuenta páginas para dar cuenta de cinco ideas! Se enfurece de haber puesto en peligro, sin compensación casi, lo que le resta de vista.

Friederich Nietzsche, El viajero y su sombra


No he leído el volumen de Nabokov [Lolita] y no pienso leerlo, ya que la longitud del género novelesco no condice con la oscuridad de mis ojos ni con la brevedad de la vida humana.

Jorge Luis Borges, revista Sur, nº 260


viernes, 29 de mayo de 2009

Dios y la palabra dios



Por su origen, el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología. [...] Yo creo que no nos libramos de Dios porque aún creemos en la gramática.

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos


Dios es un monosílabo que ha tenido mucho éxito.

Adolfo Bioy Casares


jueves, 28 de mayo de 2009

Dios: causa primera o consecuencia última



Se dice, y con acierto, que si los triángulos hicieran un dios, le otorgarían tres lados.

Barón de Montesquieu, Cartas persas, 59


Dios creó al hombre a su imagen significa, probablemente, que el hombre creó a Dios a la suya.

Georg Lichtenberg, Aforismos, D-201


¿Cómo? ¿El hombre será sólo un error de Dios? ¿O Dios será sólo un error del hombre?

Friederich Nietzsche, El ocaso de los ídolos

viernes, 28 de noviembre de 2008

Pan y páginas



CONTRA UN LECTOR EXQUISITO
Si se emplea toda una página en un solo epigrama, te la saltas, y los que te gustan son los más cortos, no los mejores. Te ofrecen una cena suntuosa y preparada con todo lo que se encuentra en el mercado, pero tan sólo te gustan las golosinas. No me interesa el lector demasiado glotón; el que busco es el que no se sacia si no come pan.

Marco Valerio Marcial, Epigramas, X 59


Algo así como el pan
.- El pan neutraliza el gusto de los demás alimentos, lo borra; por eso forma parte de todas las comidas. En todas las obras de arte es preciso que haya algo así como el pan, para que puedan producirse efectos diferentes, efectos que, si se sucediesen inmediatamente sin uno de estos descansos y determinaciones momentáneas, agotarían rápidamente y causarían repugnancia; esto haría imposible un "largo" banquete artístico.

Friedrich Nietzsche, El viajero y su sombra, 98


jueves, 27 de noviembre de 2008

Juego de niños



La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño.

Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal


El libro, la estatua, la sonata, deben ser hechos con la irrazonable buena fe y la persistente voluntad de los niños cuando juegan.

Robert Luis Stevenson, Carta a un joven caballero que se propone abrazar la carrera del arte


viernes, 24 de octubre de 2008

Encuadernación espontánea



Promesa solemne.
- Prometo no leer nunca a los autores que dan a entender que han querido hacer un libro. No leeré más que a aquellos cuyas ideas formen impensadamente un libro.

Friedrich Nietzsche, El viajero y su sombra, 121


Cuando pienso para mí mismo, sin querer escribir un libro, salto en torno al tema; esta es la única manera de pensar que me resulta natural. Obligarme a pensar consecuentemente, en serie, es un tormento para mí. ¿Acaso debiera intentarlo siquiera?

Ludwig Wittgenstein, Aforismos: Cultura y valor, 156


jueves, 9 de octubre de 2008

Contrariedad de las contradicciones



Nada mengua tanto la satisfacción que sentimos por nosotros mismos como ver que aprobamos hoy lo que desaprobamos tiempo atrás.

François de La Rochefoucauld, Máximas


Cuando nos vemos obligados a cambiar de opinión respecto a alguna persona, nos cuesta trabajo disimular la contrariedad que nos causa.

Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal