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domingo, 18 de junio de 2017

Miedo mortal



Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte, el valiente sólo prueba la muerte una vez. 
William Shakespeare, Julio César 
Tengo menos miedo de vivir que de morir: lo primero sucede en una vez; lo segundo nadie sabe en cuántas veces. 
Silvina Ocampo, Ejércitos de la oscuridad


viernes, 21 de junio de 2013

Nueces espaciosas


Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y me consideraría el rey del espacio infinito. 
William Shakespeare, Hamlet

Para la rápida inteligencia de este joven todo el derecho estaba encerrado en una cáscara de nuez.
Herman Melville, Bartleby, el escribiente

sábado, 27 de octubre de 2012

Entre el cielo y la tierra



El Cielo no hace nada: su no-hacer es su serenidad.
La Tierra no hace nada: su no-hacer es su reposo.
De la unión de estos no-haceres,
proceden todos los actos,
se componen todas las cosas. 
Thomas Merton, El camino de Chuang-Tzu 
 
Hay más cosas entre el cielo y la tierra que las que imagina tu filosofía. 
William Shakespeare, Hamlet

El agua cerrada, el bosque cerrado. El lago mira al cielo, el cielo al lago. Y no se sabe si existe algo más sobre la tierra, pero si algo existiera, no haría falta acá, estaría de más. 
Alexander Solyenitzin, El lago Segden.

domingo, 15 de agosto de 2010

Libros y espejos



Leeré lo suficiente cuando vea el verdadero libro donde están escritos todos mis pecados, y que soy yo mismo. Dadme ese espejo y leeré en él.

William Shakespeare, Ricardo II


Os entrego este librito para que os miréis en él como en un espejo y no para que con él miréis a otros como a través de un monóculo.

Georg Lichtenberg, Aforismos, D-617


La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que se le ofrece al lector para permitirle discernir lo que, sin ese libro, no hubiese visto quizás en sí mismo.

Marcel Proust, El tiempo recobrado


lunes, 22 de febrero de 2010

El baile de Cupido



Capuleto.- ¡Bienvenidos, caballeros! Las damas a quienes no aprieten los zapatos darán una vuelta con vosotros. ¡Ajajá, señoras mías! ¿Cuál de todas vosotras se negará ahora a bailar? La que se muestre remilgada, juraré que le aprietan los zapatos. ¿Ando cerca de lo cierto? ¡Bienvenidos, caballeros! En mis buenos tiempos yo también gastaba antifaz y sabía susurrar algún cuentecillo en los oídos de una bella dama que solía deleitarme... Todo pasó, todo pasó, todo pasó... ¡Sed bienvenidos, caballeros! ¡Vamos, músicos, a tocar! ¡Sitio, sitio! ¡Despejad un poco, y pies ligeros, niñas! (Suena música y bailan.) ¡Más luz, muchachos! ¡Retirad las mesas y apagad el fuego, que hace demasiado calor en la sala! ¡Hola, compadre! Esta fiesta inesperada nos viene a las mil maravillas. ¡Vaya, sentaos, sentaos, querido primo Capuleto! Para vos y para mí han pasado los días de baile. ¿Cuánto hará desde la última vez que estuvimos en un baile de máscaras?
Capuleto 2º.- ¡Por la Princesa, treinta años!

William Shakespeare, Romeo y Julieta


El arquerito ciego, que nos sonríe desde el final de terrazas de viejos huertos holandeses, lanza riendo sus saetillas entre una efímera generación. Si no fuera por la rapidez con que tira, la caza se disolvería y desaparecería en la eternidad bajo sus flechas; éste desaparece antes de que el dardo lo toque; aquél apenas tiene tiempo para hacer un gesto y lanzar un grito apasionado; y todas son cosas de un momento. Cuando la generación ha desaparecido, cuando el drama ha terminado, cuando el panorama de treinta años ha sido retirado en harapos del escenario del mundo, podemos preguntar qué se ha hecho de esos grandes, graves e imperecederos amores y de los amantes que despreciaban con primorosa credulidad las circunstancias mortales; y no pueden mostrarnos más que unos versos anticuados, algunos eventos dignos de recordar y unos niños que han guardado cierta estampa feliz de la inclinación de los padres.

Robert Luis Stevenson, Del enamorarse

viernes, 22 de enero de 2010

Lo que somos y lo que seremos



Sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podemos ser.

William Shakesperare, Hamlet


- [...] vuestra merced [no] es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana.
-Yo sé quién soy -respondió don Quijote-, y sé qué puedo ser.

Miguel de Cervantes, El Quijote I


jueves, 11 de diciembre de 2008

Teatro de la vida



La vida no es más que una sombra andante, un pobre actor que se agita y jacta durante su tiempo en escena, y después no se le oye más. Es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que no significa nada.

William Shakespeare, Macbeth


La sociedad, los círculos, los salones, lo que se llama el mundo, es una pieza miserable, una ópera mala y sin intereses, que apenas se sostiene mediante las máquinas y los decorados.

Nicolas de Chamfort, Máximas y pensamientos


miércoles, 17 de septiembre de 2008

Muertes shakespeareanas



¡Hum! Ese tipo pudo ser en sus tiempos un gran comprador de tierras, con sus estatutos, sus resguardos, sus términos, sus garantías dobles y sus cobranzas: ¿el término de sus términos y la cobranza de sus cobranzas es tener su terminada mollera llena de interminable barro? ¿Sus garantías, aun siendo dobles, no le garantizan, de todas sus adquisiciones, más que el largo y el ancho de un par de pergaminos? En esta caja, difícilmente cabrían ni los títulos de propiedad de sus tierras, ¿y no va a tener más el propietario en persona, eh?

Hamlet, A. 5, E. 1


¡Ambición mal tejida, cuán destrozada te ves! Cuando este cuerpo contenía un alma, un reino no era espacio bastante grande para él; pero ahora, dos pies de la más vil tierra son una medida suficiente.

Primera parte de El rey Enrique IV, A. 5, E. IV


William Shakespeare