domingo, 21 de marzo de 2010

Hostigamiento del ocio



En cualquier lugar que me encuentras, Póstumo, enseguida me gritas (y esta es tu primera frase): "¿Qué haces?". Y siempre lo mismo, aunque me encuentres diez veces en una hora. Pienso, Póstumo, que eres tú quien no tiene nada que hacer.

Marco Valerio Marcial, Epigramas, II 67


Las bellas emociones estériles que el arte despierta en nosotros son aborrecibles a los ojos de la sociedad, y ese horrible ideal social domina con su tiranía tan por completo a las gentes que con el mayor descaro se acercan a uno en las exposiciones privadas y en otros sitios abiertos al público, preguntando con voz estentórea: "¿Qué hace usted?", cuando la única pregunta que debiera estarle permitida a un ser civilizado es: "¿En qué piensa usted?". Las intenciones de esas honradas y radiantes personas son buenas, sin duda. Quizá por eso mismo son tan insoportables. Pero alguien debiera enseñarles que si, en opinión de la sociedad, la contemplación es el más grave pecado, en opinión de las personas de la más alta cultura es la única ocupación adecuada al hombre.

Oscar Wilde, El crítico artista