domingo, 15 de julio de 2012

Contacto de hombros


–No haga usted cumplidos; sírvase pasar –dijo Chíchikov.
–No, perdone; no puedo permitir que vaya detrás de mí un huésped tan amable y tan altamente culto.
–¿Por qué me dice usted altamente culto? Hágame usted el favor de pasar.
–No, le ruego que entre usted.
–Pero, ¿por qué?
–Pues, porque sí –dijo Manilov, con amable sonrisa.
Por fin, los dos amigos, poniéndose de lado, entraron los dos a un tiempo, apretándose el uno contra el otro. 
Nicolái Gógol, Almas muertas 


De pronto, justo enfrente de mí, a solamente tres pasos de distancia, vi al oficial. Entonces me decidí, cerré los ojos y... nuestros hombros chocaron. No cedí un solo centímetro y pasamos el uno junto al otro como iguales. […] Había logrado mi objetivo, había salvado mi dignidad; al no ceder ante él ni un centímetro, lo había obligado a tratarme en pie de igualdad. 
Fiódor Dostoyevski, Memorias del subsuelo