lunes, 12 de diciembre de 2022

Veranos didácticos

 Maestro de escuela, deja descansar a tu inocente cuadrilla. [...] en el verano, los niños, si están sanos, bastante aprenden.

Marco Valerio Marcial, Epigramas, X 62


A pesar de haber ido al colegio me las arreglé para tener una buena educación.

Francis Scott Fitzgerald, A este lado del paraíso



domingo, 18 de junio de 2017

Miedo mortal



Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte, el valiente sólo prueba la muerte una vez. 
William Shakespeare, Julio César 
Tengo menos miedo de vivir que de morir: lo primero sucede en una vez; lo segundo nadie sabe en cuántas veces. 
Silvina Ocampo, Ejércitos de la oscuridad


lunes, 21 de septiembre de 2015

Oficio genérico



Los hombres son por naturaleza indiferentes entre sí; en cambio, las mujeres son enemigas por naturaleza. Esto debe depender de que el odium figulinum, la rivalidad, que está restringida entre los hombres a los de cada oficio, abarca en las mujeres a toda la especie, porque todas ellas no tienen más que un mismo negocio. Basta que se encuentren en la calle para que se crucen miradas de güelfos y gibelinos.
Arthur Schopenhauer, El amor, las mujeres y la muerte

Entre la mayor parte de mujeres respetables, la envidia desempeña un papel muy importante. Si viajamos en el Metro, y una mujer bien vestida entra en el coche, observemos la mirada de las demás mujeres. Veremos que todas, con la probable excepción de las que van mejor vestidas, la miran con malevolencia y procuran sospechar cosas malignas. [...] Sin embargo, entre los hombres puede observarse lo mismo exactamente, con la excepción de que las mujeres miran a todas las demás mujeres como sus competidoras, mientras los hombres, por regla general, hacen esto solamente con los de la misma profesión.
Bertrand Russel, La conquista de la felicidad


domingo, 20 de septiembre de 2015

Comparaciones


¿Es posible que vuestra merced no sabe que las comparaciones que se hacen de ingenio a ingenio, de valor a valor, de hermosura a hermosura y de linaje a linaje son siempre odiosas y mal recibidas?
Miguel de Cervantes, El Quijote, parte II, cap. 1, pg. 322

Lector, ¿has cometido alguna vez la imprudencia de alabar a un artista en presencia de otro artista, o de hablar bien de un político a otro político del mismo partido, o de hacer el elogio de un egiptólogo ante otro egiptólogo? 
Bertrand Russell, La conquista de la felicidad


domingo, 3 de mayo de 2015

Afán de fama


De todos los sueños del mundo, el más aceptado y universal es el cuidado de la reputación y de la gloria, por el cual llegamos a dejar riquezas, reposo, vida y salud, que son bienes efectivos y concretos, para seguir esa imagen vana y esa simple voz que no tiene cuerpo ni forma: 
"La fama, que por su dulce voz encanta a los orgullosos mortales y parece tan bella, no es más que un eco, ¿qué digo?, la sombra de un sueño que se disipa y se desvanece al mínimo viento". (Torquato Tasso, Jerusalén liberada, XIV, 63)
Montaigne, Ensayos, I, 41

Lo esencial para nuestro bienestar será, pues, la salud, y junto a ésta los medios para nuestra conservación, es decir, unos ingresos seguros. Honor, rango, brillo, fama, valgan lo que quieran para muchos, no pueden competir con estos bienes esenciales, ni tampoco sustituirlos; antes bien, llegado el caso pueden ser sacrificados a los primeros, sin ninguna vacilación. 
Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir


sábado, 2 de mayo de 2015

Pensamiento anestesiado


Cesaba la influencia anestésica de la costumbre, y me ponía a pensar y a sentir, cosas ambas muy tristes. 
Marcel Proust, Por el camino de Swann

Si se actúa bajo la anestesia de la acción automática, como el insecto, uno no será llevado a pensar. 
Jean Guitton, Aprender a vivir y a pensar



sábado, 11 de abril de 2015

Independencia material


En modo alguno creo escribir algo indigno de mi pluma si recomiendo aquí el celo por la conservación de la fortuna adquirida o heredada. En efecto, poseer bienes materiales, aun siendo únicamente los suficientes como para permitirle a uno mantener su persona y vivir sin familia,  en verdadera independencia, esto es, sin tener que trabajar, y cómodamente, es una ventaja inapreciable. Y es que  es ésta la exención y la inmunidad que preserva de las necesidades y los tormentos inherentes a la vida humana, la emancipación de toda esclavitud, ese destino natural de los hijos de la tierra. Sólo bajo ese favor del hado se nace como un verdadero hombre libre, pues sólo así es uno dueño de su tiempo y de sus fuerzas, y puede decir cada mañana: "El día es mío". 
Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir

El pobre no puede vivir su vida, tantos son los compromisos de la indigencia; redimirse de ella es comenzar a vivir. Todos los hombres altivos viven soñando una modesta independencia material; la miseria es mordaza que traba la lengua y paraliza el corazón. 
José Ingenieros, El hombre mediocre

domingo, 5 de abril de 2015

Indisciplina estudiantil


Salido [Alcibíades] ya de la edad pueril, fue a la escuela de un maestro de primeras letras, y le pidió algún libro de Homero; mas como respondió que nada de Homero tenía, le dio una puñalada y se marchó. 
Mestrio Plutarco, Vida de Alcibíades

En la casa de sus huéspedes jamás se consiguió sentarlo a la mesa común; en la escuela era altivo, huraño, y solitario; no se mezclaba con los demás niños sino para acaudillarlos en actos de rebelión y para darles de golpes. El maestro, cansado de luchar con este carácter indomable, se provee una vez de un látigo nuevo y duro, y enseñándolo a los niños, aterrados, "éste es -les dice- para estrenarlo en Facundo". Facundo, de edad de once años, oye esta amenaza y al día siguiente la pone a prueba. No sabe la lección, pero pide al maestro que se la tome en persona, porque el pasante lo quiere mal. El maestro condesciende; Facundo comete un error, comete dos; tres, cuatro; entonces el maestro hace uso del látigo; y Facundo, que todo lo ha calculado, hasta la debilidad de la silla en que su maestro está sentado, dale una bofetada, vuélcalo de espaldas, y entre el alboroto que esta escena suscita, toma la calle y va a esconderse en ciertos parrones de una viña, de donde no se lo saca sino después de tres días. ¿No era ya el caudillo que va a desafiar más tarde a la sociedad entera? 
Domingo Faustino Sarmiento, Facundo


sábado, 4 de abril de 2015

Acuerdo incorde


Todos creemos decir a un pensador algo que le honra y le satisface cuando le decimos que pensamos exactamente como él y en la misma forma que él; y, no obstante, muy raro será que al pensador le satisfaga tal manifestación, al contrario, a menudo ocurrirá que comience a desconfiar de su pensamiento y de la expresión de su pensamiento y determine someterlos a una revisión. 
Friederich Nietzsche, aforismo nº 260 de El viajero y su sombra  
 
¡Ah! No diga usted que está de acuerdo conmigo. Cuando una persona está de acuerdo conmigo, presumo que debo estar equivocado. 
Oscar Wilde, El crítico artista