De los deseos, unos son necesarios, los otros, vanos, y entre los naturales hay algunos que son necesarios y, otros, tan solo naturales. De los necesarios, unos son indispensables para conseguir la felicidad; otros, para para el bienestar del cuerpo; otros, para la propia vida. De modo que, si los conocemos bien, sabremos relacionar cada elección o cada negativa con la salud del cuerpo o la tranquilidad del alma, ya que éste es el objetivo de una vida feliz, y con vistas a él realizamos todos nuestros actos, para no sufrir ni sentir turbación.
¡Cuán poco se necesita para colmar las necesidades de la naturaleza! ¡Y, en vista del placer, qué comparación entre la gratuita satisfacción de la conversación, de la sociedad, del estudio, y aun de la salud y de las bellezas comunes de la naturaleza, pero sobre todo de la tranquila reflexión sobre la propia conducta, qué comparación, digo, entre éstas y las afiebradas y vanas diversiones del lujo y del derroche! Los placeres naturales verdaderamente no tienen precio, tanto porque están por debajo de lo que cuesta obtenerlos cuanto porque están por encima de todo precio, debido al goce que proporcionan.
David Hume, Investigación sobre la moral
No hay comentarios:
Publicar un comentario