lunes, 21 de septiembre de 2015

Oficio genérico



Los hombres son por naturaleza indiferentes entre sí; en cambio, las mujeres son enemigas por naturaleza. Esto debe depender de que el odium figulinum, la rivalidad, que está restringida entre los hombres a los de cada oficio, abarca en las mujeres a toda la especie, porque todas ellas no tienen más que un mismo negocio. Basta que se encuentren en la calle para que se crucen miradas de güelfos y gibelinos.
Arthur Schopenhauer, El amor, las mujeres y la muerte

Entre la mayor parte de mujeres respetables, la envidia desempeña un papel muy importante. Si viajamos en el Metro, y una mujer bien vestida entra en el coche, observemos la mirada de las demás mujeres. Veremos que todas, con la probable excepción de las que van mejor vestidas, la miran con malevolencia y procuran sospechar cosas malignas. [...] Sin embargo, entre los hombres puede observarse lo mismo exactamente, con la excepción de que las mujeres miran a todas las demás mujeres como sus competidoras, mientras los hombres, por regla general, hacen esto solamente con los de la misma profesión.
Bertrand Russel, La conquista de la felicidad


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