Fantasía e imaginación
Repetidas meditaciones me llevaron primero a sospechar (y un análisis más íntimo de las facultades humanas, sus fines, funciones y efectos adecuados maduraron mi conjetura hasta hacerla convicción plena) que la fantasía y la imaginación son dos facultades distintas y muy diferentes, y no, como es creencia general, ya dos nombres con un solo y mismo significado, o ya, en el extremo, el grado más bajo y más elevado de una misma facultad. [...] Milton tenía una inteligencia altamente imaginativa, Cowley la tenía muy fantástica. Así pues, si yo pudiera establecer las entidades verdaderas de dos facultades generalmente diferentes, de inmediato podría determinarse la nomenclatura. Confinaríamos el término imaginación para la facultad por la cual he caracterizado a Milton; en tanto que distinguiríamos como opuesta la otra, bajo el nombre de fantasía.
Samuel Taylor Coleridge, del ensayo Fantasía e imaginación
Creo que la imaginación no es sino un instrumento de elaboración de la realidad. Pero la fuente de creación al fin y al cabo es siempre la realidad. Y la fantasía, o sea la invención pura y simple, a lo Walt Disney, sin ningún asidero en la realidad, es lo más detestable que pueda haber. [...] La diferencia que hay entre una y la otra es la misma que hay entre un ser humano y el muñeco de un ventrílocuo.
Gabriel García Márquez, El olor de la guayaba
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