Como lo que yo habría recordado de Combray sería cosas traídas por la memoria voluntaria, la memoria de la inteligencia, y los datos que ella da respecto al pasado no conservan nada de él, nunca tuve ganas de pensar en todo lo demás de Combray. […]Y de pronto, el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o tila, los domingos por la mañana en Combray.Marcel Proust, Por el camino de SwannHay dos clases de memoria visual: con una, recreamos diestramente una imagen en el laboratorio de la mente con los ojos abiertos (y así veo a Annabel, en términos generales como "piel color de miel", "brazos delgados", "pelo castaño y corto", "pestañas largas", "boca grande, brillante"); con la otra, evocamos instantáneamente con los ojos cerrados, en la oscura intimidad de los párpados, el objetivo, réplica absolutamente óptica de un rostro amado, un diminuto espectro de colores naturales (y así veo a Lolita).Vladimir Nabokov, Lolita
lunes, 17 de agosto de 2009
Dos memorias
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